Pliego de "descaro"
Estimados Sres. de Tráfico:
Me remito a ustedes para explicarles mediante este pliego de descargo las circunstancias que me han obligado a parar durante dos minutos en la parada del autobús, donde un agente de la ley me ha multado despiadadamente, haciendo caso omiso de mis explicaciones y de su sentido de la justicia.
Circulaba yo el día 30 de julio por la Avenida Milagrosa, cuando de repente, veo a mi vieja amiga Esther, que caminaba por la acera con una cojera impresionante y una cara de circunstancias preocupante. Ella me ve y hace señas para que pare. Yo, que siempre he intentado corresponder a mis amigos, miro a un lado y a otro buscando un sitio donde estacionar, pero la circunstancias adversas de tener una ciudad Patrimonio Histórico de la Humanidad, hace que sus calles en el centro sean peatonales y las calles alrededor estén evidentemente repletas de coches y sin lugar para aparcar. Lo increíble es que tampoco existe lugar donde parar. Yo, para no parar en mitad de la vía, me arrimé a un lado en el primer hueco que encontré, detrás de un autobús, en lo que quedaba de parada. En ese momento, aparece un segundo autobús que sólo habría cabido en aquel hueco si hubiese hecho una maniobra marcha atrás con el mismo, pero con el ánimo simpático del chófer, se para al lado mío, cerrándome el paso cuando yo me disponía a salir (indicador puesto) con mi amiga, que ya se había subido al coche y que me explicaba que un autobús de la misma compañía había arrancado mientras ella se bajaba, tirándola al suelo y dejándola con un evidente esguince de rodilla.
El chófer del autobús que había parado al lado mío se baja y abandona el vehículo en mitad del carril, dejándome a mí y a mi indicador izquierdo con cara de pasmo. Se dirige hacia el otro autobús aparcado y habla alegremente con el otro chófer, mientras yo espero pacientemente a que regrese y me despeje la salida. Cuando por fin lo hace, el ya anteriormente nombrado agente de la justicia local de la citada ciudad Patrimonio Histórico-Cultural-sin-aparcamientos, se acerca por detrás mientras el chófer arranca. Y mientras puedo leer en su cara su ánimo misógino tras haber sido abandonado por su novia que se había vuelto lesbiana y le había dejado por alguna joven conductora de algún Renault Clío similar al mío.
Tras explicarle lo sucedido, él se muestra implacable y apenas es capaz de mirarme a los ojos mientras me entrega el citado panfleto pidiéndome un autógrafo en él.
Ante estas circunstancias, apelo a la justicia y a mi falta de medios para pagar dicha multa, ya que soy una pluriempleada que trabaja por las noches haciendo de blanco para un lanzador de cuchillos que me paga 0,50 euros por cuchillo lanzado y 1 euro por cuchillo fallado (por las molestias). Por el día limpio ventanas en un rascacielos de 24 pisos a razón de 20 céntimos la ventana, para así poder costearles los estudios a mis cuatro churumbeles que no tienen la culpa de que su padre se haya suicidado tras el agobio de una multa que le pusieron y que no pudo pagar.
Esperando mis explicaciones sean tomadas en cuenta, les saluda atentamente:
Sandra Sinun Duro
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Arturo -