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El secreto de la longevidad

El secreto de la longevidad

Mi abuelo materno fue un hombre fuerte y sano durante toda su vida. Nunca lo vi tomar medicamentos ni acudir al médico. Tenía dos remedios naturales, que utilizaba para curar cualquier cosa: el ajo y el limón. Murió a los 94 años. Aún lo recuerdo en la clínica pocos días antes de morir, cantando puntos cubanos.

Mi otro abuelo aún vive. Tiene ahora también 94 años. Su secreto, creo que ha sido ese optimismo con que ha mirado siempre la vida.

Así que la receta para la longevidad consiste en añadir ajo, limón y grandes dosis de optimismo a la vida.

A continuación hablaré de uno de estos ingredientes: EL AJO.

El ajo es una hortaliza muy popular y muy utilizada en la cocina mediterránea para condimentar platos, aportándoles un fuerte aroma y sabor. Pero es crudo como conserva la mayor parte de sus propiedades. Es un potente antibiótico natural, capaz de acabar con hongos, virus y bacterias; reduce la presión arterial y el colesterol; se lo relaciona con la previsión de determinados tipos de cáncer, ayuda a controlar el estrés y la depresión, incrementando el nivel de serotonina en el cerebro y es un eficaz anticoagulante. Ni mosquitos ni vampiros se acercarán a tu sangre si antes has consumido ajo, ya que éste hace que metabolicemos una sustancia que los repele.

Es por todos conocidos el mal olor que se despide al consumir ajo. En el caso del mal aliento, una solución es eliminar la semilla central. Respecto al mal olor que produce la transpiración, se debe a sus propiedades para la eliminación de toxinas. Esto sucede durante un corto período de tiempo, mientras eliminamos esas toxinas, pero si mantenemos una alimentación sana, el mal olor desaparece. Se produce el mismo efecto que cuando empezamos a practicar algún deporte después de estar tiempo inactivos. Al principio sudamos mucho más y despedimos mal olor con el sudor, debido a que estamos depurando el cuerpo, eliminando las toxinas a través del sudor. Poco a poco, nuestro organismo se va equilibrando, el olor desaparece y el sudor disminuye.

El ajo tiene también efectos vasodilatadores, que hacen que se ensanchen nuestras arterias, disminuyendo así la presión sanguínea. Ayuda a incrementar los niveles de insulina en la sangre, disminuyendo el nivel de azúcar; previene enfermedades respiratorias y ayuda a eliminar parásitos, entre otras muchas propiedades.

Para beneficiarnos estas propiedades se debe comer crudo y bien machacado, pero sin demorarnos, ya que las sustancias beneficiosas que posee son altamente volátiles (alicina) y se pierden en pocos minutos.

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