¿Se acabó mi juventud?
Algo se ha secado en mi cerebro. Mis neuronas parecen haber cogido las vacaciones de julio. Hace cuatro días que cumplí los 35 años y no he escrito una palabra desde entonces. ¿Será el principio del fin? ¿Son los 35 la edad en que uno empieza a hacerse viejo? De momento, ya ni siquiera tengo las mismas ayudas de viviendas para jóvenes. El gobierno ya no me considera joven y yo sigo sin vivienda.
Me miro al espejo y trato de localizar esas dos nuevas arrugas que marcan el paso a los 35 pero sólo descubro un grano nuevo y las ojeras de siempre. Lo cierto es que nací con ojeras, me vienen de fábrica. En las pocas fotos que poseo de mi tierna infancia ya las llevaba, aunque en una cara mucho más redonda y mofletuda. Era un pan con ojeras.
¡Pero si visto muy moderna! Uhmmmm... ¿Seré una eterna inmadura? ¿Una ridícula señora con ropas de colegiala? El otro día una amiga me presentó a un amigo suyo que me llamó por dos veces señora. Estuve a punto de arrearle un bolsazo de rebajas, pero me contuve... ¡estoy perdiendo espontaneidad! Señora... ¿Señora yo?? ¡¡¡Señora tu madre!!!
Voy corriendo a hacerme una cirugía plástica de cerebro para rejuvenecerme las ideas y recuperar mi inspiración.
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